Seguro que lo sabes

y no termina de entender
por qué insiste en recordarte
que ella aquí
te echa de menos...

Y no sólo sus caderas
ni su vientre
ni su sexo

Te extrañan
sus brazos
sus manos
ese
su (tu) tirabuzón
que juega
con tus dedos hambrientos


Te extraña
su espalda
con todos sus lunares
y sus tatuajes
hasta ese
que quiere transformar en alas
que abracen
donde ya no siente
quizá para respirar de nuevo

quizá para anunciar
ratificar
que aquel otro nombre
ya no le acaricia el alma

Te extraña
su boca
toda ella
lengua
labios
y dientes

Te extraña tanto
                       que extraña
no echarte
tanto de menos

Creo que pedirá
a esta ola
de frío frío
del que nieva
que vuele
que hiele
que contenga
un poquito de ese cariño
que se le escapa por los ojos
cuándo mira
cuando no se repliega

® Tania Evans

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