Me desgarra vestir tu nombre entre los párpados.
El dolor, me hizo consciente.
Nadie puede llegar al sol sin desaparecer.
Y volé en dirección opuesta.
Sabiendo que mis alas se quebrarían con el hielo.
Me rindo.
Sangro y duele.
Te miro y duele más.
La libertad tanto tiempo cautiva
atisba y reclama la salida
Pero hoy, también duele.
Te miro y duele más.
La libertad tanto tiempo cautiva
atisba y reclama la salida
Pero hoy, también duele.
Caer era necesario para volver de nuevo a la vida
Los humanos persisten en elevar dioses de barro
y yo, insisto en abrazarlos, divinos, reales y mortales.
Ese hombre que se reconoce vulnerable
y en la más oscura de sus noches
permite que le abraces.
Ese hombre que ama de día
que derrama versos cuando te mira.
Ese hombre que te contempla
y desde su completitud, te acompaña
sin aristas
sin excusas.
Solo ama como respira.
Sin esfuerzo.
Consciente que es el aire el que le da la vida
Comienza a amar
con las manos abiertas
y sin paracaídas.
Recuerda:
no hay suelo
no hay suelo
solo "techos de agua" bajo la lluvia.
©Tania Evans, La psicología del Fénix
©Tania Evans, La psicología del Fénix
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