Te das cuenta que el tiempo pesa
que tiembla
que igual que te congela, arde
trasformando las entrañas en una carcasa seca.
Sin querer descubres que la lluvia solo moja a veces
y que el aire no siempre te revive.
Aprendes saladamente que las bocas son de muchos
y la palabra, de unos pocos,
que aquello que nos hace grandes,
muchas veces,
es lo mismo que nos mata.
¿Y si nada es suficiente y todo es demasiado?
Cierras los ojos,
no sabiendo si reírlo o llorarlo entero
este mundo artificial en el que los peces
vencen en memoria a las neuronas.
vencen en memoria a las neuronas.
En lo más profundo de tu ser
anhelas convertirte en tierra fértil
donde chamanas mexicanas*
entierren las heridas de su carne
entre tus brazos de arcilla.
para que en la húmeda y sabia oscuridad
se diluya el horror que las cerró a la vida.
Que sirva tu desgarro para aliviar la carga de una existencia
que a muchos no les llega
o se les queda grande.
Que realmente nada sea suficiente y que todo, todo sea demasiado.
*Las chamanas mexicanas tienen diferentes rituales para realizar las sanaciones. Cuando ha existido un abuso sexual, entierran a las personas en la tierra hasta el cuello. Se quedan junto a ellas para cuidar que los bichitos no le suban por el rostro. Esperan las horas necesarias hasta que todas las emociones que ha generado la experiencia traumática, son absorbidas por la tierra, liberando a la persona de toda esa energía que de no descargarse, dañaría permanentemente su sistema.